Por: Milagros Martínez Muñoz.
Lo acontecido recientemente en la Biblioteca Nacional parece ser el hilo conductor de un saqueo en vasta escala, que tendría como especial objetivo la documentación del Caudillo de La Breña.
Resulta obvio que los "200 manuscritos originales del mariscal Andrés Avelino Cáceres", encontrados en la azotea de la antigua sede de la Biblioteca Nacional, en la Av. Abancay, "dentro de un mueble listo para ser desechado" (información de “El Comercio”, febrero 25), tuviesen como destinatario algún "coleccionista" que encargó esa "mercancía" a corruptos funcionarios y/o empleados de dicha institución, en los últimos tiempos tan venida a menos.
Personalmente, no me sorprende que se haya pretendido comercializar documentos de Cáceres. Habría que revisar exhaustivamente (si existen índices) el contenido de los archivos de personajes coetáneos al Héroe de La Breña, pues es en ellos donde se guardan (o guardaban) cientos de cartas de Cáceres. El Archivo Cáceres, hasta donde pudimos investigar, contenía solo alguna documentación de la campaña del Sur, en tanto que los archivos coetáneos se referían a un período más amplio. Entre ellos, otrora se guardaba celosamente en la bóveda de la Biblioteca Nacional los de Remigio Morales Bermúdez, Lizardo Montero y sobre todo Nicolás de Piérola.
Sería de lamentar que se hubiesen extraído de dichos archivos las cartas de Cáceres, como por desgracia ya ha ocurrido con el maltratado Archivo Recavarren, totalmente descuidado en el Centro de Estudios Histórico-Militares del Perú. Sucede que los cuadernillos de este Archivo existen, incluso con un índice en primera página según el cual contienen cartas de Cáceres, pero cuando se las busca solo se constata de que las han robado. Microfilmes completos, tomados antes del robo por acuciosos investigadores, son prueba palpable del delito de lesa cultura perpetrado.
El personaje Cáceres ha cobrado en tiempos recientes inusitada relevancia. Varias tesis de la Universidad Católica han girado en torno a su trajinar en la Campaña de La Breña (Rodolfo Castro Lizarbe, Hugo Pereyra Plasencia), en tanto otros han publicado documentación suya (Francisco Yábar, Guzmán Palomino, Juan José Rodríguez). Pero no solo en el Perú interesa Cáceres, sino también en Chile, donde el tema de la Guerra de 1879-1884 nunca dejó de tener supremo interés. La reedición de la monumental Colección Ahumada Moreno es solo una prueba de ello, como también la edición de textos digitales, incluida documentación de la época, en sus portales de Internet.
Los documentos de Cáceres, muchos de ellos perdidos en otros tiempos (algunos en un gran incendio, según mención de Zoila Aurora Cáceres, otros en manos de anticuarios, etc.) deben ser de tal valía (y presumiblemente de un alto costo) que vuelven a ser mencionados en este nuevo atentado contra el patrimonio cultural perpetrado en la Biblioteca Nacional.
Su antigua Hemeroteca tenía también raros ejemplares de periódicos y revistas vinculados a Cáceres que ahora ni siquiera aparecen en sus índices. Nos referimos, por citar dos casos, al periódico "La Unificación Nacional", fundado en Huamanga en 1882, precisamente cuando Cáceres tenía allí establecido su cuartel general; y la Revista Germinal, publicada en las primeras décadas del siglo XX por Zoila Aurora Cáceres.
Esperemos que esta vez se ubique a los culpables, ente ellos quienes la han conducido con tamaña dejadez (las declaraciones del ex director son en verdad patéticas) y se explique el por qué de esta incuria que nos expone ante el mundo como un país que tiene en poco su rico acervo histórico.
martes, 15 de marzo de 2011
CÁCERES Y EL SAQUEO DE LA BIBLIOTECA NACIONAL
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