Al bravo Uchcu Pedro se le puso una barra de grillos. A las 4 y 15 de la tarde del 29 de setiembre fue vendado y llevado de la mano al patíbulo. Diez minutos después lo pusieron de rodillas con la cara mirando al occidente, al pie de la cruz de las misiones. En todo momento se mantuvo “impasible como una estatua de bronce”. Un pelotón de soldados se situó frente a él, a solo unos pasos de distancia. El oficial que los mandaba dio entonces la voz de mando: “¡Listos…! ¡Apun-ten…! ¡Fuego!”. Y Uchcu Pedro cayó abatido por el fuego de fusilería al dar las 4 y 30 de aquella infausta tarde. Así se inmoló el heroico Comandante General de los Guerrilleros minero-campesinos de Ancash, apretando entre sus manos, que antes empuñaran el fusil justiciero, un relicario de la Virgen del Carmen, de la que durante toda su azarosa existencia fue ferviente devoto.
martes, 16 de febrero de 2010
PEDRO COCHACHIN, EL UCHCU PEDRO LÍDER GUERRILLERO DE LA REBELIÓN ANCASHINA DE 1885
C. Augusto Alba Herrera
Al bravo Uchcu Pedro se le puso una barra de grillos. A las 4 y 15 de la tarde del 29 de setiembre fue vendado y llevado de la mano al patíbulo. Diez minutos después lo pusieron de rodillas con la cara mirando al occidente, al pie de la cruz de las misiones. En todo momento se mantuvo “impasible como una estatua de bronce”. Un pelotón de soldados se situó frente a él, a solo unos pasos de distancia. El oficial que los mandaba dio entonces la voz de mando: “¡Listos…! ¡Apun-ten…! ¡Fuego!”. Y Uchcu Pedro cayó abatido por el fuego de fusilería al dar las 4 y 30 de aquella infausta tarde. Así se inmoló el heroico Comandante General de los Guerrilleros minero-campesinos de Ancash, apretando entre sus manos, que antes empuñaran el fusil justiciero, un relicario de la Virgen del Carmen, de la que durante toda su azarosa existencia fue ferviente devoto.
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Al bravo Uchcu Pedro se le puso una barra de grillos. A las 4 y 15 de la tarde del 29 de setiembre fue vendado y llevado de la mano al patíbulo. Diez minutos después lo pusieron de rodillas con la cara mirando al occidente, al pie de la cruz de las misiones. En todo momento se mantuvo “impasible como una estatua de bronce”. Un pelotón de soldados se situó frente a él, a solo unos pasos de distancia. El oficial que los mandaba dio entonces la voz de mando: “¡Listos…! ¡Apun-ten…! ¡Fuego!”. Y Uchcu Pedro cayó abatido por el fuego de fusilería al dar las 4 y 30 de aquella infausta tarde. Así se inmoló el heroico Comandante General de los Guerrilleros minero-campesinos de Ancash, apretando entre sus manos, que antes empuñaran el fusil justiciero, un relicario de la Virgen del Carmen, de la que durante toda su azarosa existencia fue ferviente devoto.
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